domingo, 13 de mayo de 2012

Arqueología

En el capítulo XVII, tomo I, de la Historia de las Indias de la Nueva España de fray Diego Durán nos recreamos con una puntual descripción que hace de la Iztaccíhuatl como montaña sagrada de los antiguos mexicanos:


Capítulo XVII

En que se cuenta la relación de la diosa Iztac Cihuatl, que quiere decir la “Mujer Blanca”

1. La fiesta de la diosa que esta ciega gente celebraba en nombre de Iztac Cihuatl, que quiere decir “Mujer Blanca”, era la Sierra Nevada, a la cual demás de tenerla por diosa y adorarla por tal, con su poca capacidad y mucha rudeza y ceguedad y brutal ignorancia, teníanle en las ciudades sus templos y ermitas, muy adornadas y reverenciadas, donde tenían la estatua de esta diosa. Y no solamente en los templos, pero en una cueva que en la mesma Sierra había.

2. Estaba muy adornada y reverenciada, con no menos reverencia que en la ciudad, donde acudían con ofrendas y sacrificios muy de ordinario, teniendo junto a sí, en aquella cueva, mucha cantidad de idolillos, que eran los que representaban los nombres de los cerros que la Sierra tenía a la redonda, como contamos del ídolo llamado Tláloc, a la cual fiesta basta remitirnos, a causa de que la mesma solemnidad, a la letra, que se hacía al cerro que allí dijimos, la mesma puntualmente se hacía acá en la Sierra Nevada.

3. Salvo, diré que en la ciudad de México tenían a esta diosa de palo, vestida de azul, y en la cabeza, una tiara de papel blanco, pintado de negro. Tenía atrás una medalla de plata, de la cual salían unas plumas blancas y negras; de esta medalla salían muchas tiras de papel, pintadas de negro, que le caían a las espaldas. Esta estatua tenía un rostro de moza, con una cabellera de hombre, cercenada por la frente y por junto a los hombros. Tenía siempre puesta su color en los carrillos. Estaba puesta encima de un altar, como los demás, dentro en una pieza pequeña, aderezada de mantas galanas y otros ricos aderezos. A la cual servían las dignidades del templo, con las cerimonias acostumbradas de día y de noche, con tanto cuidado y orden, como a los más principales dioses.



La diosa Iztaccíhuatl según el Códice Durán, lám. 26.

5. Pero tratando de esta en particular de que voy tratando, es de saber que el mesmo día de la fiesta de esta diosa vestían una india, esclava y purificada en nombre de este ídolo, toda de verde, con una corona o tiara en la cabeza, blanca, con unas pintas negras, para denotar que la Sierra Nevada está toda verde, con las arboledas y la coronilla y cumbre, toda blanca de nieve.

6. A esta india mataban en México delante de la imagen del ídolo, y a la Sierra Nevada llevaban dos niños pequeños y dos niñas, metidos en unos pabellones hechos de mantas ricas y, a ellos, muy vestidos y galanos, a los cuales sacrificaban en la mesma Sierra, en el segundo lugar donde la tenían. Juntamente llevaban todos los señores y principales otro presente de coronas de pluma y camisas de mujer y enaguas y joyas y piedras ricas y de mucha comida, sin hacer diferencia de lo que del cerro Tláloc dejo dicho, poniéndoles las guardas al presente que acullá ponían, a causa de que no les hurtasen toda aquella riqueza, hasta que sin provecho las dejaban podridas con las aguas y humedad.

7. Estaban en lo áspero de esta Sierra dos días metidos haciendo las cerimonias a esta diosa con grandes plegarias y sacrificios, ayunando todos aquel día principal un ayuno muy guardado y riguroso. Es cosa de notar qué (cantidad) de ayunos tenía esta gente en su ley vieja, todos de precepto y tan rigurosos, que no había dispensación, ni aun con los enfermos ni niños.

10. ... Con lo cual doy fin a la fiesta de Iztac Cihuatl, que es la Sierra Nevada, remitiéndome a la de Tláloc en la celebración

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